La Virgen de la Candelaria o Nuestra Señora de la Candelaria es una de las advocaciones más antiguas de la Virgen María.
Conocida, también, como La
Virgen de la Candelaria o "mamacha Candelaria" en comunidades aymaras,
es la patrona de la ciudad de Puno (Perú), ciudad ubicada a 3,870 metros sobre el
nivel del mar.
Asociada a la pachamama (culto a la tierra), el lago Titicaca, las minas y el trueno; además de simbolizar, la pureza y la fertilidad. En ella convergen también las esperanzas de los desvalidos y la tenaz fe de los creyentes.
Asociada a la pachamama (culto a la tierra), el lago Titicaca, las minas y el trueno; además de simbolizar, la pureza y la fertilidad. En ella convergen también las esperanzas de los desvalidos y la tenaz fe de los creyentes.
La celebración de la Virgen
de la Candelaria de Puno es una celebración que dura 18 días y se presentan más
de 200 danzas, en estos días se juntan hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y
niños que no cesan de bailar para la Virgen, agradeciéndole así los beneficios
y milagros que les permiten seguir viviendo. En esta fiesta sin igual, la
ciudad entera se une en regocijo y en un mar de color, místico y danza, ante un
mudo testigo principal como son las frías y tranquilas aguas del majestuoso
Lago Titicaca.
Un día especial en el Altiplano peruano.
Se inicia la fiesta de la
"mamacha Candelaria" el 24 de enero y culmina el 18 de febrero como
preludio del Carnaval. En ese lapso se congregan en el lugar, y entregadas en
absoluta devoción a la Virgen, unas setenta bandas musicales, algunas
compuestas hasta por 300 personas, entre músicos y bailarines.
Los integrantes de estas bandas no bailan ni tocan todo el jubileo, sino que se relevan constantemente ayudando a que la música, la veneración y la celebración continúen sin que nada ni nadie pueda detenerla.
En los primeros días, los danzarines ensayan lo que será su paso por las calles en corzos pletóricos de alegorías, para estar a punto cuando se dé su participación en el Concurso de Danzas Folklóricas. A toda hora se escuchan por algunas arterias de la ciudad los más variados ritmos de la región, interpretados por artistas que, acompañados de unas cervezas, empiezan ya a circular como prólogo al jolgorio que en breve se desatará.
A las tres de la mañana del primero de febrero, el Alferado -organizador y responsable monetario de la festividad- sube a la cima del cerro Azoguini en los alrededores de la ciudad, acompañado de unos cuantos músicos y de sus invitados, dando comienzo así al rito a la Virgen, ofreciendo licores, rezos e incluso detonando bombardas por todo lo alto, haciendo vibrar al expectante pueblo puneño.
Grupos ataviados con disfraces bolivianos, dirigiéndose al centro de la ciudad para participar en las festividades multicolores atuendos mostrados a través de la danza de Oruro, denominada "La Morenada".
Ascenso celestial a luz del alba
Al despuntar el alba,
"La pandilla" - como se denomina a quienes realizan la ceremonia en
el cerro- desciende bailando dirigiéndose hasta la iglesia San Juan Bautista,
donde se ubica el santuario de la Virgen, preparándose para las misas que se
realizarán al aparecer los primeros rayos del sol. Por la tarde, en la Entrada
de Cirios, el Alferado y la Alferada, su esposa, salen de su hogar portando la
imagen del niño Jesús seguidos por las autoridades y allegados en devota marcha
hacia la iglesia de San Juan, llevando velas y cirios encendidos.
La noche previa al día central, tienen lugar las misas de vísperas para luego escuchar el tronar de los fuegos artificiales que iluminan con su resplandor el cielo del altiplano puneño, teniendo como fondo musical los melodiosos acordes entonados por bandas de músicos. La ocasión es propicia para que el Alferado agasaje a la concurrencia con ponche, anisado y cerveza en la entrada de la iglesia, hasta llegada la noche.
En el 2014, la UNESCO la incluye en su lista representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por su connotación cultural y ancestral.
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